Llevamos 20 años desde que se aprobó la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y desde entonces hemos hecho un gran avance en la protección de los trabajadores, pero desde FSP- UGT estamos muy preocupados porque la cuestión de género en el trabajo no se ha protegido de forma adecuada y no se ha evaluado seriamente como afecta a las mujeres.

Los riesgos relacionados con el trabajo para la salud y la seguridad de las mujeres han sido minusvalorados y olvidados en comparación con los de los hombres, en relación a la investigación y la prevención. Este desequilibrio debe ser abordado en investigaciones, sensibilización y actividades de prevención.

Las mujeres no son un grupo homogéneo y no todas las mujeres trabajan en las tradicionales profesiones “femeninas”. Lo mismo se aplica a los hombres. Un enfoque global necesita tomar en cuenta la diversidad. Las acciones para mejorar la vida laboral deben tomar en cuenta las características del trabajo tanto de hombres como mujeres y ser diseñadas para que sean adecuadas para ambos.

En 2009 y 2010, la Agencia Europea realizó una investigación sobre las cuestiones de género en el trabajo (EU-OSHA 2003ª), que concluyó que la desigualdad de género tanto dentro como fuera del lugar de trabajo puede tener un efecto sobre la salud y seguridad laboral de la mujer. El estudio que está realizando la OSHA en estos momentos nos muestra los primeros datos de los efectos de la reciente crisis económica en el trabajo de las mujeres. Su objetivo es cumplir la tarea que se perfiló por la estrategia Europea sobre la salud y seguridad en el trabajo (EC 2002) de UE-OSHA Observatorio Europeo de Riesgos: “analizar los retos específicos en lo que respecta a la salud y seguridad planteado para una mayor integración de la mujer en el mercado laboral”.

Con el crecimiento de las ratios de empleo de mujeres en todos los Estados miembro las desigualdades de género en el lugar de trabajo y en la vida laboral se ha hecho cada vez más importantes. Aunque en 2012 el 58,6% de mujeres en edad de trabajar estaban empleadas (en la EU-27) y cubrieron el 59 % de los trabajos de nueva creación en 2009, todavía parece infravalorado el grado de contribución de la mujer a la economía. Al inicio de la  reciente crisis económica las mujeres se vieron afectadas en menor grado que los hombres, ya que mayoritariamente se perdieron puestos de trabajo dominados por hombres, como la construcción y la industria. Aunque a medida que la crisis avanzaba, el deterioro en las condiciones laborales ha afectado más a las mujeres.

En proyectos de la Unión Europea, como la Estrategia de Lisboa post-2012 y la Estrategia 2020, apuestan por una organización moderna del trabajo, conocimiento económico, competitividad y más y mejores trabajos. En junio de 2010 el Consejo de Europa estableció una nueva y ambiciosa meta para incrementar el empleo de mujeres y hombres entre 20 y 64 años para el 2020, a través de una mayor participación de jóvenes, trabajadores mayores y trabajadores de baja cualificación y una mejor integración de inmigrantes legales. Sin embargo, aunque los ratios del empleo de mujeres han ido creciendo, queda mucho por hacer, especialmente para las mujeres mayores y las más jóvenes, con el fin de alcanzar este objetivo y al mismo tiempo un trabajo decente para todos.

La salud y seguridad en el trabajo para mujeres que trabajan debe mejorarse. Un informe de la Comisión Europea ha mostrado que hasta 1995 alrededor de la mitad de todos los casos de mala salud asociada al trabajo eran de mujeres, incluyendo: alergias (45%), enfermedades infecciosas (61%), trastornos neurológicos (55%) y trastornos hepáticos y dermatológicos (48%). Actualmente la situación no ha mejorado, incluso han de enfrentarse a otros riesgos como el acoso laboral y el acoso sexual. Además en algunas profesiones los EPI´s están diseñados para el cuerpo masculino, por lo que en algunos casos no son aptos para desempeñar la función de protección en la mujer.

Principales conclusiones de la realidad de género en la Seguridad y la Salud Laboral:

  • Son necesarios continuos esfuerzos para mejorar las condiciones de trabajo tanto de mujeres como hombres.
  • Las condiciones de trabajo tienen un gran impacto en la salud respecto a las diferencias de género, es decir, que las mismas condiciones de trabajo afectan de manera diferente al hombre y a la mujer.
  • La mejora en la salud y seguridad en el trabajo de las mujeres no puede ser considerado al margen de la discriminación en el trabajo y la sociedad. Esta situación ha de tenerse en cuenta a la hora de la negociación colectiva.
  • Las mujeres están poco representadas en todos los niveles de toma de decisiones concernientes a la salud y seguridad en el trabajo. Deberían participar más y, su perspectiva, experiencias,  conocimientos y habilidades, deberían estar reflejados en la formulación y ejecución de las estrategias de prevención.
  • Las intervenciones con perspectiva de género deben tener un enfoque participativo, involucrando los trabajadores afectados y basados en el examen de la actual situación laboral.

Desde FSP-UGT somos conscientes de las diferencias de género, y seguiremos luchando para lograr la total equidad entre hombre y mujer.

Más información: New risks and trends in the safety and health of women at work – European Risk Observatory