La compañera Helena Tercero Sánchez describe a la perfección como nos sentimos las mujeres. No es por tí, amigo, novio, compañero, hermano…pero sí por aquel que se siente impune y con derecho a dañarnos. No queremos ser valientes, preferimos ser libres.

Perdona si te veo y me cambio de acera. Perdona si me asusto, si percibo que andas muy cerca de mí y vuelvo la cabeza para comprobar a qué distancia estás. Perdona si me bajo la falda o me subo el escote porque creo que miras más de la cuenta. Perdona si me siento insegura en muchas ocasiones y te echo la culpa. Porque todas podíamos haber sido Laura …y nunca sabes dónde te puedes encontrar al monstruo, y todas en alguna ocasión nos hemos sentido inseguras, amenazadas por el «por si…» como circula por ahí…

Por un mundo «por si…» en el cual pueda sentirme libre de andar (sea la hora que sea), de realizar cualquier actividad física, ponerme falda y escote, pintarme los labios rojos, ponerme tacones, o pantalones ajustados, volver de cualquier sitio y de madrugada a mi casa sin apretar las llaves, que no tenga que pedirle al taxista que espere a que cierre el portal y no me sienta amenazada…Ni tampoco quiero irme a muchos kilómetros de mi casa y que si un día me quedo sin batería mis padres piensen «¿qué ha pasado?»

Quiero ser libre, pero sobre todo que en las futuras generaciones no tengamos que educar a las niñas a protegerse de ningún peligro y anhelo que los niños se conviertan en hombres y no en monstruos…

Que los sueños se hagan realidad y no se conviertan en pesadilla para nuestros familiares, amigos…

Ahí va mi pequeña aportación…

 

Gracias, Helena