El Sector de Enseñanza de FeSP-UGT exige a los partidos políticos que concurren a las elecciones generales del próximo 10 de noviembre un compromiso real para dar solución a los problemas o necesidades que tienen la Educación y sus profesionales.

El sindicato considera ineludible un acuerdo de los partidos progresistas para hacer de la Educación una prioridad de Estado y para salir del estancamiento en el que está inmerso nuestro sistema educativo. Es hora de definir objetivos de mejora, reales y acordes a las necesidades del alumnado y a las demandas del profesorado.

El Gobierno que salga de las urnas debe elaborar una nueva ley que, basada en acuerdos amplios, tenga vocación de estabilidad y equilibrio y dé respuesta a los verdaderos problemas de nuestra educación. Resulta imprescindible que la inversión en Educación esté por encima de la alternancia política y de las discusiones de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). En este sentido, el Sector de Enseñanza de FeSP-UGT reclama que el gasto público educativo alcance el 5% del PIB en los primeros PGE que se aprueben, para ir incrementándolo hasta alcanzar el 7% en los siguientes años.

El profesorado, motor del cambio educativo, necesita la implementación de medidas que contribuyan a la recuperación de sus condiciones sociolaborales y permitan la dignificación del trabajo docente, además de contar con buenas condiciones, como entornos seguros, sanos y con recursos adecuados, autonomía profesional, libertad académica, una formación inicial de calidad y un desarrollo profesional continuo.

Medidas, en definitiva, que logren su motivación y el reconocimiento social de su labor. El profesorado de nuestras aulas precisa una renovación adecuada para hacer frente a los constantes y rápidos cambios sociales, tecnológicos, culturales, medioambientales o familiares, que exigen nuevas habilidades. Nuestro sistema educativo no necesita teorías, necesita respuestas.

Por ello, FeSP-UGT exige soluciones para abordar los temas que preocupan y ocupan al profesorado en su labor diaria, entre ellos, reducir las ratios y las horas lectivas para mejorar la calidad de su trabajo; el incremento y la estabilidad de las plantillas, aumentar los recursos humanos y materiales para implementar medidas acordes a las características del alumnado para su formación integral; repensar el contenido del currículo haciéndolo más flexible, aunque riguroso, que amplíe las posibilidades de aprendizaje del alumnado dándole herramientas para enfrentarse a los desafíos del futuro, o simplificar y reducir la carga burocrática en los centros escolares.

Además, es imprescindible facilitar herramientas y procedimientos al profesorado para mejorar la convivencia, dotándoles de estrategias para evitar problemas de indisciplina o acoso; planificar su formación, tanto inicial como permanente, para que adquiera habilidades con las que pueda acometer los retos sociales y tecnológicos a los que se enfrenta en su labor; desarrollar una carrera profesional atractiva y flexible que reconozca económica y profesionalmente el trabajo docente; recuperar su poder adquisitivo con incrementos salariales y la reversión de los recortes, o establecer y facilitar procedimientos que velen por la salud laboral de los docentes y por el reconocimiento de las enfermedades profesionales.

Quedan muchos deberes por hacer y son muchas las asignaturas pendientes que tiene que afrontar el futuro Gobierno. Ha de tener en cuenta que dar solución a los problemas o necesidades que tiene la Educación sin tener en cuenta a los docentes, que son la personalización del sistema educativo ante el alumnado, es una equivocación.