Miles de ciudadanos han salido a la calle en la tarde de hoy en todo el país, coincidiendo con el Día Internacional del Refugiado, en las manifestaciones convocadas por sindicatos, partidos políticos, Cumbre Social y organizaciones de la sociedad civil para rechazar las políticas de migración y asilo de la Unión Europea (UE) y de sus Estados Miembros y para exigir un cambio de rumbo que frene la violación de derechos de las personas migrantes y refugiadas.

Estas movilizaciones se suman a las que se han desarrollado en otras capitales de provincia estos días con el mismo objetivo:  rechazar medidas como el ilegal y vergonzoso acuerdo firmado con Turquía que, unido a las decisiones adoptadas unilateralmente por los Estados miembros que dificultan o impiden la entrada en su territorio de solicitantes de asilo, no aporta una solución y provocará la apertura de otras rutas más peligrosas y costosas para las personas refugiadas, como la del Mediterráneo Central, la más mortal del mundo.

Por ello, la ciudadanía de nuestro país ha exigido un cambio en estas políticas, que han llevado a la UE a estar lejos de ser un ejemplo de solidaridad y que fomentan el mismo fracaso del pasado, provocando miles de muertos, ya que más de 25.000 personas han perdido la vida en los últimos 15 años en el mar Mediterráneo tratando de escapar de la guerra.

Europa tiene obligaciones, que son dar pasaje seguro, protección, refugio y asilo a las personas que huyen del horror de la guerra y eso no puede esperar; toca, hoy, aquí y ahora.

Por todo ello, han demandado de la UE y de sus Estados miembros que pongan en el centro a las personas y a sus derechos y cumpla con la legalidad europea e internacional.

Además, han reclamado la retirada del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, que se habiliten vías legales y seguras para que las personas que buscan protección no tengan que arriesgar su vida en peligrosas rutas; y que se garantice una acogida digna y una adecuada protección que incluya la atención sanitaria y el respeto a los derechos humanos, habilitando los presupuestos y los recursos acordes al desafío humanitario fruto de las guerras y desigualdades.