Este año la Jornada Mundial del Trabajo Decente, que celebramos el 7 de octubre, se desarrolla bajo el lema: “Stop a la avaricia empresarial. Precariedad y bajos salarios es igual a más desigualdad y más pobreza”.

El movimiento sindical internacional denuncia, en esta convocatoria, la permisividad de los gobiernos ante los abusos empresariales que buscan conseguir beneficios rápidos, a costa de los derechos laborales y sociales.

De esta forma se están configurando mercados de trabajo cada vez más desregulados, donde campan la precariedad y los bajos salarios, y, como consecuencia, se están disparando los niveles de desigualdad y pobreza.

En nuestro país, ejemplo de una malentendida austeridad impulsada en la eurozona como receta para salir de la crisis, ha sido el propio Gobierno, a través de una reforma del mercado de trabajo impuesta, el que ha desequilibrado las relaciones laborales en favor de los empresarios y el que ha degradado las condiciones de trabajo.

El desempleo atenaza a más de 4 millones de personas, más de un 25% de los asalariados son temporales, cada vez son más los trabajadores que tienen un contrato a tiempo parcial (1,8 millones de ocupados) los salarios han bajado más de 7 puntos desde 2011 y continúa el alarmante incremento de los parados de larga duración (3,2 millones de personas buscan trabajo desde hace más de un año y 2,3 millones desde hace más de dos años), la mitad de los cuales no cobra ya ninguna prestación.

Estos datos son un reflejo de lo que revelan distintos informes: que España es uno de los países de la UE donde más han crecido las desigualdades en estos años de crisis.

Sin embargo, los Presupuestos Generales del Estado diseñados por el Gobierno para 2016 insisten en las mismas políticas, pese a que la generación de empleo de calidad y la reducción de las situaciones de pobreza deberían ser las prioridades indiscutibles de la misma. Crecer a cualquier precio no es la receta para consolidar un crecimiento sostenible.

Es necesario un cambio de rumbo hacia una recuperación sostenible que fomente una redistribución justa de la riqueza.
Solo así será posible consolidar una salida duradera de la crisis, que repercuta en una paulatina mejora de bienestar de todas las personas, y en especial de aquellas que peor lo están pasando.

UGT y CCOO, con motivo de esta Jornada Mundial por el Trabajo Decente, exigimos:

  • Situar a las personas en el centro de las políticas. Esto implica apostar por empleos de calidad, con derechos y salarios dignos.
     
  • Revertir las últimas reformas laborales, en especial la de 2012 y sus sucesivos desarrollos, que han institucionalizado la precariedad en las relaciones laborales.
     
  • Fortalecer el sistema de prestaciones por desempleo, incorporando simultáneamente una prestación de ingresos mínimos tal y como hemos planteado UGT y CCOO a través de una Iniciativa Legislativa Popular.
     
  • Reformar el sistema de políticas activas de empleo, con un Servicio Público de Empleo reforzado financiera, humana y tecnológicamente como institución central y garante del sistema.
     
  • Mejorar las redes de protección social garantizando un Estado de bienestar en el que se recupere la universalidad de la sanidad y la educación y se garantice el poder adquisitivo a los pensionistas.
     
  • Recuperar derechos ciudadanos en todos los ámbitos en los que se han recortado.
     
  • Retirar la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana y del Código Penal y del artículo 315.3 del mismo.

" UGT y CCOO animamos a participar en los actos reivindicativos que se convoquen este 7 de octubre en España