Estamos en el epicentro de la época de riesgos
Aunque la climatología ha sido favorable este año y nuestros bosques y montes conservan un nivel de humedad aceptable, conviene no bajar la guardia en lo que a incendios forestales se refiere. Recordemos que fue en el puente de octubre del año pasado cuando las llamas asolaron miles de hectáreas en Asturias, Castilla y León y Galicia. Algunas administraciones pretendieron lavarse las manos achacando el desastre a los “terroristas medioambientales”. Pero lo cierto es que faltaron la prevención, los efectivos y los recursos materiales.
Ángel Rubio (Talavera de la Reina, 1977) compagina su trabajo en extinción de incendios con la coordinación del sector de Bomberos Forestales de UGT. Nos cuenta cuáles son los problemas y cuáles las demandas que la organización sindical dirige a Gobierno y Administraciones autonómicas.
El colectivo de bomberos forestales carece en la actualidad de un Convenio Marco Estatal, ¿cuál ha sido la evolución de este sector profesional desde su origen?
El sector de los bomberos forestales es relativamente nuevo, aunque ya a principios del siglo XX la llamada Guardería Forestal asume la labor de extinción de incendios, las necesidades demuestran que debía haber un personal mucho más especializado. A partir de ahí se empieza a realizar contrataciones de cuadrillas con personas que conocían el entorno y se dedican expresamente a la extinción. Hasta los años 70 y 80 no empieza a hablarse de prevención. En los años 80 se hace la transición a las Comunidades Autónomas, desaparece en los 90 el antiguo ICONA, las competencias las asumen las propias Comunidades y se abre un gran abanico diferentes formas de organización de los servicios de prevención y extinción de incendios. Hablamos de personal funcionarial, laboral, empresas públicas, privadas, licitaciones, etc., y eso ocasiona una disgregación del colectivo. A día de hoy cada Comunidad Autónoma asume de una forma diferente las competencias y tiene un convenio colectivo dependiendo del tipo de vinculación jurídica tenga su personal. Por lo tanto, efectivamente carecemos de homogenización a nivel estatal. Un Convenio Marco Estatal que ampare la profesión sería muy importante, pero lo veo complicado, ya que como digo, las competencias las tienen las Comunidades Autónomas.
Una de las principales reivindicaciones del colectivo es la Ley del Estatuto Básico del Bombero Forestal…
Sí, esta reivindicación comienza entre 2005 y 2006, que fueron años muy catastróficos sobre todo en la zona noroeste. Las competencias estaban transferidas pero el Estado, impotente, crea la UME (Unidad Militar de Emergencias) y apacigua un poco la reivindicación de una ley para la profesión. El catálogo nacional de ocupaciones que aparece en 2010 interpone ya la profesión de bombero forestal y es a raíz de ahí cuando el colectivo inicia su gran trayectoria hacia la búsqueda de una Ley Marco que regularice cada una de las especialidades vinculadas a la profesión. Concretamente, es a partir de 2016, con una proposición no de ley que realiza el partido socialista y una la proposición de ley que presenta Podemos en consonancia con los sindicatos cuando toma cuerpo. Hemos trabajado muy duro y desde en junio fue aceptada por la mesa del Congreso para ser tramitada a debate en la Cámara Baja.
Uno de los puntos clave del programa que habéis preparado de cara a las elecciones sindicales es el establecimiento de coeficientes reductores…
Sí, es muy importante. Los coeficientes reductores y/o jubilación anticipada está amparada por el Decreto de 1698/2011. Supone una salvaguarda para aquellos trabajadores que estamos expuestos a peligrosidad, penosidad, toxicidad y entraña un riesgo la realización de nuestra profesión cuando se llega a una edad avanzada. Al igual que en colectivos como la minería, la policía local o el propio cuerpo de bomberos, nosotros reclamamos que el personal por encima de los 59 sea retirado de primera línea de fuego y a partir de los 62 pueda jubilarse. La extinción de incendios entraña un riesgo real, hemos perdido a muchos compañeros en el desempeño de la profesión.
Es de suponer que con el calentamiento global el riesgo de incendios forestales va a aumentar. ¿Cómo ves el futuro?
Bueno, la masa forestal está muy condicionada por la climatología y el aumento de temperatura, además de la desertización que sufre nuestro país. Pero también es verdad que se debería potenciar más la prevención. Recordemos lo que sucedió el año pasado en Galicia. Llevábamos unas cifras altas en cuanto a superficie quemada pero en el puente de octubre entraron flujos de viento que unidos a una desecación enorme propició que zonas de Galicia, Asturias y Castilla y León padecieran de manera simultánea unos incendios brutales. En octubre había finalizado la contratación de un gran número de personal dedicado a la extinción. Por ejemplo, Galicia tiene personal laboral, de empresa privada, concejos… Castilla y León, personal laboral, y una decena de empresas privadas que tienen la licitación. En octubre del año pasado, coincidiendo con la finalización de campaña, se despide a un importante grueso de este personal, obviando que el verano se prolongaba y la vegetación tenía la misma predisposición para arder que en agosto/septiembre. La ola de incendios encontró los dispositivos mermados. Fue una gran negligencia por parte de las autoridades y técnicos competentes en cada una de las autonomías y a día de hoy nadie ha asumido la responsabilidad. El aumento de la temperatura en el Planeta es una realidad y llegará a ser un problema gravísimo, sí. Pero debemos poner el foco en el presente. Ya está sucediendo, atajemos los problemas actuales con planes contra incendios y una financiación adecuada.
Es verdad, UGT ha dicho más de una vez que falta prevención, que falta responder a la pregunta ¿qué estamos haciendo mal? Y que falta financiación para ese análisis.
Efectivamente, cuando digo que la negligencia y la responsabilidad son políticas hablo desde el punto de vista organizativo y de financiación. Son los técnicos de las distintas administraciones los que disponen a raíz de un presupuesto que tienen marcado. Si no hay presupuesto, es muy complicado mantener estructuras estables y profesionalizadas. ¿Qué sucede además? Que en España tendemos a no hacer un análisis, evaluación y reflexión seria y en profundidad. El noroeste tiene un problema coyuntural y cultural por su tradición en la utilización del fuego que hasta ahora les ha servido para regenerar los pastos. Pero si no entendemos que la climatología ha cambiado, que la temperatura media global ha subido y los montes cada vez están más densos de vegetación, tendremos incendios voraces e incontrolables, que ponen en riesgo a las poblaciones, además de a los efectivos dedicados a ello. Carecer de planes e inversiones adecuadas nos impide abordar esta problemática en su raíz.
¿Cómo se presenta este año? Parece que hay cierto optimismo porque hemos tenido una primavera lluviosa…
Bueno, tengamos en cuenta que el 55% de la superficie de España es masa forestal, cerca de los 28 millones de hectáreas. Insisto en que son las autonomías las que regulan cómo realizar el trabajo. Es cierto que este año ha sido favorable, la vegetación mantiene muchísima humedad, pero es necesario mantener cierta cautela. Este año no hemos tenido todavía grandes olas de calor ni entradas de aire subsahariano. Pero si agosto y septiembre se presentan adversos, podemos tener en octubre una situación complicada, puesto que la primavera lluviosa ha hecho desarrollar más herbáceas y matorral. El propio ministro ha lanzado las campanas al vuelo y se ha excedido bastante con su optimismo. Estamos en el epicentro de la época de riesgos.