Se necesitan actuaciones políticas para que la digitalización sea inclusiva, social, justa y feminista
La Vicesecretaria General de UGT, Cristina Antoñanzas, ha afirmado que “la digitalización puede ser una oportunidad para la igualdad entre hombres y mujeres y debe servir al conjunto de la sociedad, no solo a la cuenta de resultados de las empresas”. En este sentido, ha abogado por la puesta en marcha inmediata de “actuaciones políticas para que la digitalización sea inclusiva, social, justa y feminista”.
Antoñanzas ha hecho estas declaraciones durante su intervención en la presentación del Informe “Mujer y Tecnología 2018”, junto a los autores del mismo y expertos de UGT en esta materia, José Varela y Susana Romero.
Antoñanzas ha dicho que desde los ámbitos empresariales se están reclamando ayudas y apoyos públicos a la digitalización, pero al mismo tiempo muestran “cautela” con propuestas, como las formuladas por UGT, de que los robots coticen, la adopción de medidas protectoras del empleo, o cómo se van a repartir los beneficios de la digitalización. Algo esencial, desde el punto de vista global y desde la perspectiva de género.
La Vicesecretaria General ha planteado algunas de las reivindicaciones de UGT para hacer frente al reto de la digitalización y favorecer al mismo tiempo la igualdad, tales como:
- Crear un Observatorio de la Brecha digital que elabore indicadores de referencia y objetivos anuales a lograr, incluyendo los de género.
- Incluir en la negociación colectiva el análisis de la situación real de las mujeres en el ámbito de los puestos de trabajo relacionados con la tecnología.
- La adaptación progresiva de la normativa laboral para garantizar los derechos de los trabajadores y trabajadoras, considerando particularmente las cuestiones relacionadas con la conciliación, seguridad y salud, la no discriminación por razón de género, y la formación permanente.
- Planificar las repercusiones de la digitalización en el sistema fiscal, y en los sistemas de protección social.
Facilitar planes formativos para las mujeres con mayores dificultades.
- Establecer planes de actuación en todos los niveles educativos, que incluyan el fomento de la participación de las mujeres en las especialidades técnicas en las que están poco representadas, y planes específicos de formación.
- Dotar de recursos suficientes las políticas activas de empleo para conseguir la capacitación masiva de los trabajadores y trabajadoras que garantice su empleabilidad futura.
Por su parte, José Varela y Susana Romero, los autores del Informe, han situado con cifras la brecha de género en tecnología y digitalización.
Varela ha destacado que existe una gran brecha digital en España y que, en cuestión de género, la brecha no cesa. Así, según el último informe de Naciones Unidas para Europa, nuestro país ocupa el puesto 26 de 31 en brecha de género de acceso, es decir de la capacidad que tienen hombres y mujeres para conectarse a internet o en el manejo de nuevas tecnologías.
Por otra parte, son 5 veces más los hombres que las mujeres los que estudian o se forman en TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación), algo que tiene mucho que ver con los estereotipos culturales que se han promovido.
Varela ha señalado, además, que “las mujeres son casi inexistentes en empleos TICs” (del 22% de empresas que emplean a especialistas en TICs, más de la mitad solo emplean a hombres) y que “la brecha salarial de las mujeres, en este ámbito, con respecto a los hombres, ha aumentado en el último año un 2,5% y alcanza ya el 22,4%”.
Y todo esto a pesar de que las mujeres especialistas en TICs generan una mayor productividad en el puesto de trabajo. Así, el coste para nuestro país, de esta subrepresentación de las mujeres en TICs, asciende a 16.100 millones de euros, según la Comisión Europea.
Susana Romero, ha hablado sobre el impacto de la digitalización en el empleo de las mujeres, y ha afirmado que es preciso que “patronales y sindicatos establezcan convenios que incluyan planes de igualdad, medidas de acción positiva, para mejorar la empleabilidad y competencias digitales de las mujeres y para acabar con los sesgos de género vinculados a las nuevas tecnologías”.
Ha ahacado a cuestiones culturales y sociales el que las mujeres no estudien más carreras relacionadas con las TICs “un terreno, que las mujeres, están cediendo casi sin rechistar”. Y ha manifestado que las mujeres abandonan su carrera profesional con mucha más frecuencia que los hombres, porque para ellos la conciliación es un problema menor.
Romero ha concluido que “si no ponemos remedio, la cada vez más residual presencia de las mujeres en las Tics será muy negativa, desde el punto de vista económico y para la igualdad de género. Se puede echar por tierra incluso lo que hemos conseguido en las últimas décadas, volviendo a conformar un nuevo entorno laboral desigual, discriminatorio y excluyente”.