Opinión: «No hemos tenido educación online, solo enseñanza a distancia»; por Manuel Amigo Carceller
Este ha sido el curso escolar más atípico desde que el pasado 12 de marzo se cerraran los centros educativos para contener la pandemia de la COVID-19. Desde ese momento la comunidad educativa ha tenido constantes incógnitas: qué consecuencias tendría sobre el aprendizaje una enseñanza remota de urgencia, hasta cuando duraría y cómo se adaptarían a ella alumnos, familias y profesores. Para el sector de Enseñanza de la Federación de Servicios Públicos de UGT en CLM estas incógnitas siguen sin resolverse.
La crisis sanitaria provocó una migración abrupta a la modalidad online, dando lugar a una enseñanza remota de emergencia sin las experiencias de aprendizaje adecuadas, que son las que hacen de la enseñanza una auténtica educación. Sin olvidar además el contexto nada favorable para el desarrollo educativo, ya que ha habido una crisis social desencadenada por los miles de fallecimientos, por situaciones económicas familiares muy difíciles, por la propia gestión del confinamiento y por el miedo a la enfermedad, que inevitablemente han hecho que la actividad educativa quedara en un segundo plano en los niveles de emergencia. Se han adoptado medidas urgentes de adaptación de la educación a la pandemia y a la nueva normalidad, pero, para UGT, ha habido un impacto negativo sobre el aprendizaje del alumnado que habrá que abordar ahora sí con más detenimiento y planificación.
La transición a una educación a distancia es compleja y desigual. Ningún sistema educativo estaba preparado para universalizar en tiempo récord un aprendizaje online eficaz, y menos asegurando calidad y equidad en el proceso. Inevitablemente la COVID-19 ha acentuado tres brechas en la educación: una de acceso a internet y a dispositivos tecnológicos; otra de uso en función del tiempo y calidad del mismo, y una tercera brecha escolar según la disponibilidad de recursos y adecuación de situaciones de cada centro, clase, localidad y territorio. Esto ha resultado en una enseñanza a distancia, pero no en la garantía de una educación online.
La diversificación de tecnologías se ha tornado en dispersión añadiendo dificultades para el profesorado, alumnado y familias. Ha sido un esfuerzo tremendo tener que navegar entre mil tecnologías y recursos diferentes dependiendo del nivel educativo: Aprendo en casa del INTEF, televisión educativa, plataforma Papás, Moodle, paquete G Suite de Google, Microsoft Teams, materiales abiertos de editoriales, y un largo etc. Además, las interacciones docente-alumno y entre alumnos y los procesos de aprendizaje derivados han diferido enormemente por edad y nivel educativo: en Primaria muchos aprendizajes se producen por experiencias físicas y sociales; mientras que en etapas posteriores resulta más sencillo que gran parte de ellas se reproduzcan en entornos con formato más académico.
Ha habido que tirar por la calle del medio porque no había tiempo de reacción. Esta situación ha estado a camino entre un periodo de interrupción del tiempo escolar (mediado por una educación online mayoritaria pero no universal) y un verano alargado. La educación pública presencial, que es uno de los principales orígenes de igualdad y equidad social, se ha parado en cierta manera durante un trimestre y es algo que habrá que cuantificar en la reapertura de los centros educativos estableciendo programas de refuerzo educativo para el alumnado que lo precise con profesorado extra dedicado a ello.
Por su parte, el profesorado ha tenido que enfrentarse a un cambio en su trabajo, a una adaptación metodológica abrupta en la que no ha podido planificar las experiencias de aprendizaje y se ha visto obligado a calificar sin tener medios objetivos para hacerlo y con la preocupación compartida con las administraciones de no agravar el fenómeno de la repetición en España. Además han tenido que poner sus propios medios informáticos y de conexión y se han enfrentado al teletrabajo sin horarios, sin regulación normativa y trabajando por objetivos.
Para FeSP UGT Enseñanza CLM la vuelta a la actividad presencial es fundamental y debe ser segura desde el punto de vista sanitario para que sea estable. Las AAPP están optando por las reaperturas a coste cero, sin medidas extraordinarias de calado, algo que no debería ser así en una CCAA como CLM donde ya se parte de un bajo gasto en educación. Se precisa de fondos extra y de medidas extraordinarias para afrontar la situación, que pasarían por reducir el número de alumnos por aula; aumentar el número de profesores; mejorar las infraestructuras educativas; invertir en Formación Profesional; sostener los comedores escolares, las becas y apoyos y desdobles y reforzar la escuela rural. Todo ello poniendo por delante las medidas sanitarias, para lo que UGT considera imprescindible el asesoramiento de técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en cada centro.
Seguimos sin tomar las medidas necesarias y fiando la actividad presencial del próximo curso a que no haya rebrotes. Por lo que, ahora que aún tenemos margen, UGT insta a poner todos los recursos encima de la mesa para que la educación siga siendo un motor de igualdad y justicia social.
Manuel Amigo Carceller, responsable del sector de Enseñanza de FeSP UGT CLM