El síndrome del quemado, más cerca de ser reconocida como una enfermedad profesional
UGT valora que la Organización Mundial de la Salud (OMS) asocie, por fin, el burn out o síndrome del quemado a problemas asociados con el empleo o el desempleo y lo reconozca así en la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades que entrará en vigor en 2022.
► El sindicato exige revisar el Cuadro de Enfermedades Profesionales español, que no reconoce aún ninguna enfermedad originada por los riesgos psicosociales.
► Recuerda que, si se reconocieran los riesgos psicosociales como contingencias profesionales, además de aumentar la protección de los trabajadores, los costes asociados corresponderían a las Mutuas y no a la Seguridad Social.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluirá el síndrome del trabajador quemado o burn out en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) como un problema asociado al empleo o al desempleo. Esta nueva clasificación entrará en vigor en 2022. En la anterior edición de la CIE, el burn out se encuadraba entre los problemas relacionados con dificultad en el control de la vida.
Desde UGT celebramos este cambio en la Clasificación Internacional de Enfermedades en referencia al burn out ya que relaciona directamente esta patología con las condiciones laborales, siendo el punto de partida para que sea reconocida como enfermedad profesional.
Debemos seguir reivindicando la revisión del Cuadro de Enfermedades Profesionales español, en el que a día de hoy no se reconoce ninguna enfermedad originada por los riesgos psicosociales, aun habiendo sido incluidos, los trastornos mentales y del comportamiento, en la Lista de Enfermedades Profesionales de 2010 de la OIT.
Si las patologías de origen laboral psicosocial fueran reconocidas como contingencia profesional, los costes asociados deberían ser asumidos por las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social y por otra parte se garantizaría una mayor protección de los trabajadores que las padecen. Hay que recordar, además, que lo que no se ve no se previene, e impide que se pongan en marcha los mecanismos preventivos que eviten que se produzcan estas patologías.
UGT promovió el estudio “Análisis de los costes económicos derivados de la falta de prevención de riesgos psicosociales”, realizado por profesionales de la materia, con datos relativos a 2010, para concretar el perjuicio que tiene el no reconocimiento de estas patologías como causas laborales. En el mismo se estimó que la suma de costes sanitarios, pérdidas laborales y valor del cuidado informal alcanzaron un impacto económico de entre 545 y 810 millones de euros para dicho año.