Ante las elecciones políticas y el inmediato futuro de Correos, un Servicio Público que nuestra sociedad necesita y debe cuidar
Correos tiene que mejorar su gestión apoyándose más en los profesionales que ya han demostrado su valía en la modernización de la Compañía y en su capacidad de adaptación
Correos es una organización que presta servicios básicos para la sociedad y la economía del país. La forma en que Correos funciona se caracteriza por la discreción como corresponde a una entidad con una gran vocación de servicio público. En consecuencia, su presencia en el mercado y en los medios de comunicación e información es casi inexistente. En los últimos tiempos, de una forma intermitente, pero cada vez con una frecuencia mayor, aparecen informaciones que intentan poner en entredicho el papel de nuestra institución, procurando crear un estado de opinión negativo sobre nuestro futuro, nuestra viabilidad, y el coste que generamos a las arcas públicas.
Correos no tiene por qué tener problemas de futuro dado que cuenta con unos medios suficientes para superar posibles situaciones críticas, como por ejemplo sobre la caída de la correspondencia por efecto de la sustitución electrónica. Correos ha demostrado capacidad para iniciar procesos de diversificación eficaces que palien esa situación (como estamos viendo en los últimos tiempos con el papel que está jugando en el e.commerce: más de 106 millones de paquetes distribuidos en 2017, el principal distribuidor de envíos provenientes del comercio electrónico). Y ello sin necesidad de grandes inversiones, ni de modificaciones relevantes en nuestro modelo logístico y de negocio que ha demostrado ser muy robusto. Correos es una empresa viable en el corto, en el medio y en el largo plazo. Correos participa asimismo de forma muy dinámica en diferentes mercados con una efectividad digna de elogio y ha demostrado capacidad para diseñar productos que permiten a importantes sectores económicos operar con seguridad al mismo tiempo que se contribuye a hacer viable el funcionamiento del operador.
Correos actúa, además, en esos sectores económicos como soporte imprescindible para que un número importante de operadores privados de diferentes mercados puedan realizar su trabajo. Estos, sin el apoyo y las sinergias que ofrece Correos tendrían muy difícil continuar con su actividad, por ejemplo: las empresas de marketing y publicidad, las remesadoras de dinero (cerca de 800 millones de € remitidos), un número indeterminado de empresas turísticas y de transporte; igualmente facilita que numerosas PYMES puedan participar en el naciente y dinámico mercado del e.commerce, también da soporte a las grandes empresas de utilitíes (gas, electricidad, telecomunicaciones, etc.) facilitando el pago al contado de sus recibos a sus clientes no bancarizados (más de un millón de ciudadanos). Igualmente, Correos presta unos servicios a las Administraciones que facilitan la vida a los ciudadanos de nuestro país, por ejemplo, la obtención del distintivo ecológico de los automóviles (aproximadamente 1.000.000 de distintivos tramitados).
Otro de los argumentos que utilizan los detractores de Correos es el coste de la subvención por la prestación del SPU (Servicio Público Universal) abusando del concepto subvención cuando la realidad es que lo que recibe Correos es un pago por prestar su servicio en aquellas áreas no rentables del mercado y que no se podría cubrir por el coste que supone.
Luego, menos hablar de subvención y más de pago por la carga injusta que se ve obligada a soportar nuestra compañía. Por ello, los debates sobre el monto por la prestación del SPU tienen que terminar y el nuevo Gobierno debe materializar cuanto antes el Plan de Prestación que ha venido siendo paralizado durante la etapa del gobierno anterior y que se recogía en la Ley Postal 43/2010 negociada por UGT a pesar y en contra de la oposición de una parte sindical, que finalmente -y nos congratulamos por ello- ha venido a reconocer que es una Ley que defiende y asegura un marco legal para la prestación del Servicio Postal Universal en nuestro país.
Estamos convencidos de que la responsabilidad que UGT demostró negociando y firmando los acuerdos sindicales en diciembre pasado valió la pena y que los mismos no tienen por qué hipotecar el futuro de Correos. Consecuentemente UGT ha dado un margen de confianza al actual equipo gestor de Correos por cuanto en sus declaraciones públicas y proyectos anunciados, parece seguir el buen camino con un planteamiento estratégico más orientado a la consecución de ingresos que a la reducción de costes.
UGT confía en que, tras las elecciones de abril el Gobierno resultante coadyuve en el apoyo a la tarea de reforzar la misión estratégica y la contribución que aporta Correos a la cohesión y vertebración social/económica del país. Deberá tenerlo claro el Gobierno que salga de las urnas. Correos es una institución que nuestra sociedad necesita y que debe cuidar. Para UGT es prioritaria la necesidad de un renovado Plan Estratégico, realista pero ambicioso y orientado a poner en valor las potencialidades enormes de Correos (escuchando a los profesionales). Y es preciso no demorar la solución de un problema inaplazable como lo es el embalsamiento del Plan de prestación del SPU que fijará las condiciones del coste del mismo para acabar con el falso debate suscitado desde un lobby empresarial privado con la complicidad -inaudita- de la CNMC, un organismo regulador, que en los últimos tiempos ha desfigurado su papel armonizador encargado de velar por la competitividad en el mercado postal y de controlar -entre otras cuestiones- que la participación en el mismo se produzca en igualdad de condiciones en lo que al cumplimiento de la legislación laboral se refiere.
UGT espera que Correos prosiga, después de abril, en la tarea de avanzar en la línea estratégica que se viene dibujando, esto es, en la diversificación real de los ingresos. Correos debe abandonar el modelo de organización gerencial que aboga por la flexibilidad y la contingencia para la búsqueda de la eficiencia y que en realidad ha supuesto incrementar la arbitrariedad y establecer un modelo clientelar basado en redes que promueven el nepotismo y/o intereses que no son profesionales. Correos tiene que mejorar su gestión apoyándose más en los profesionales que ya han demostrado su valía en la modernización de la compañía y en su capacidad de adaptación.
Por último, desde UGT exhortamos tanto a los responsables de gestionar Correos, como a los poderes públicos con responsabilidad directa o indirecta sobre la actividad del operador postal público a que tengan claro que los trabajadores postales y los sindicatos que los representamos, somos un activo inigualable e imprescindible a la hora de abordar los desafíos a futuro. El Sector Postal, asentado en un contexto evolutivo y en expansión en su conjunto, es un sector dinámico y abierto a las nuevas realidades sociales, económicas y tecnológicas, por lo cual sería suicida para los intereses generales del sector y de nuestro país, que desde ámbitos que se dedican al diseño teórico del futuro y a la alquimia económica, se marginara al factor humano por considerarlo irrelevante o secundario. El futuro del SPU y de Correos como operador moderno, eficaz, eficiente y de vanguardia, así como del Sector Postal en su conjunto, en España o lo construimos entre todos o será un fracaso Universal.