Las olas del feminismo: La Karishina 8M
El Feminismo ha estado presente, a través de la historia, en cada crítica, en las revueltas y denuncias de las mujeres ante los estados de servidumbre o cuando han manifestado su deseo de cambio. Pero estas críticas cuestionaban las consecuencias de la jerarquía que padecían las mujeres, no el origen de la subordinación femenina. Tendremos que esperar la Ilustración, momento en el que se empieza a plantear el concepto de igualdad, para que el Feminismo cobre una entidad como teoría y movimiento: una teoría crítica, que cuestionará el discurso dominante sobre la condición femenina y que reunirá a las mujeres en torno a un movimiento en el que canalizarán sus reivindicaciones de forma organizada y activa y que se plantearán colectivamente, por primera vez, en el espacio público. Los avances realizados por el feminismo no se miden en periodos concretos sino en olas que expresan procesos de avance en las reivindicaciones de igualdad que tienen una duración variable. La primera Ola feminista se produjo en la Revolución Francesa cuando las mujeres se organizan como colectivo, reivindicando los mismos derechos de ciudadanía que los varones, que incluían el trabajo, la capacitación profesional o la educación. Como ocurre en las marejadas, al avance siguió un retroceso en derechos, marcado por la aprobación del Código napoleónico (1804), que recogió los avances sociales de la revolución, negó a las mujeres los derechos civiles reconocidos para los hombres e impuso leyes discriminatorias como definir al hogar ámbito exclusivo de las mujeres. Se instituyó un derecho civil homogéneo en el cual las mujeres eran consideradas menores de edad; esto es, hijas o madres en poder de sus padres, esposos e incluso hijos. Se fijaron delitos específicos como el adulterio o el aborto. De otra parte, la institucionalización del currículo educativo también excluía a las mujeres de los tramos educativos medios y superiores. Pero a pesar de que muchas de las ideas murieron en la guillotina, los ideales siguieron presentes, volviendo con fuerza en la Segunda Ola Feminista que comienza a mediados del siglo XIX abanderando el sufragio universal, en torno al cual se planteara el derecho al libre acceso a los estudios superiores y a todas las profesiones. Así como la igualdad de derechos civiles. La segunda ola feminista se encuentra, en esta época, con los ideales socialistas que plantean que la opresión de las mujeres no está en causas biológicas, sino sociales. En consecuencia, su emancipación vendría por su independencia económica. Tras la importante obra de Simone de Beauvoir, el feminismo se desplaza a los Estados Unidos donde tuvo lugar la llamada Tercera Ola. Esta plantea nuevos temas para el debate, nuevos valores sociales y una nueva forma de autopercepción de las mujeres. Se apoya en un amplio movimiento de mujeres que supieron organizarse, reunirse y discutir las experiencias de su vida cotidiana. Estos grupos de mujeres tuvieron un papel determinante en la toma de conciencia de éstas respecto a la subordinación y llevaron a cabo una reflexión interna que creó un espacio propio tanto en sus vidas diarias como en las organizaciones políticas y en la elaboración teórica. La cuarta Ola del Feminismo se está desarrollando en estos momentos. El camino de la igualdad sigue siendo una utopía. Desde el sindicalismo feminista es necesario recordar que en todas las Olas, el ámbito laboral ha sido decisivo, así como la defensa de una sociedad democrática donde el Estado a través de las Administraciones Públicas, actúe en la garantía de los derechos de igualdad, la redistribución de la riqueza y los derechos sociales. Desde nuestra agenda sindical de igualdad hemos fijado los objetivos de igualdad. Luz Martinez Ten, Sª de Mujer y Políticas Sociales
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