El profesorado español imparte un mayor número de horas de enseñanza al año que la media de sus colegas de la UE22 y de la OCDE, tanto en Primaria como en Secundaria. En Educación Primaria, los docentes españoles, con un promedio de 880 horas anuales de enseñanza, superan en más de 100 horas el promedio de los países de la UE22 (767) y en más de 80 el de la OCDE (794). La sobrecarga en la enseñanza directa en el aula implica una disponibilidad horaria menor para otras actividades docentes que también tienen una gran influencia en la calidad de la enseñanza.

Un país que suele tomarse como referencia educativa, Finlandia, con 677 horas,  y Grecia, con 630, entre otros, se sitúan entre aquellos en los que el profesorado de Primaria tiene menos horas de enseñanza, muy lejos de las 880 de los docentes españoles. Por el contrario, Chile, con 1.157 horas al año; Suiza, con 1.073; Países Bajos, con 930; Irlanda, con 915, y Francia, con 900 horas, registran el número más alto de horas en Enseñanza Primaria, de acuerdo con el estudio realizado por el Sector de Enseñanza de FeSP-UGT a partir de datos de la OCDE y UE22 en instituciones públicas.

En Secundaria inferior con diferencias menos marcadas, las horas de enseñanza de nuestros docentes (713) se igualan a las que se registran en la OCDE (712) y son ligeramente superiores a la media de la UE22 (663). En Secundaria superior, las cifras españolas están también por encima, 693 horas anuales, frente a las 662 de la media de la OCDE y las 629 de la UE22.

Chile, Suiza y México son, en Secundaria inferior, los países con un mayor número de horas de enseñanza al año. Aunque las diferencias son poco significativas, de entre los países de nuestro entorno, Escocia, Inglaterra, Países Bajos, Alemania, Luxemburgo e Irlanda imparten un mayor número de horas que en España. Por el contrario, Grecia, Finlandia, Portugal, Italia, Francia y Noruega cuentan con un número menor de horas de enseñanza que España, con diferencias, en ocasiones, muy marcadas. En Finlandia y en Grecia, por ejemplo, su profesorado imparte alrededor de 120 horas anuales menos que el español.

No obstante, aunque el número de horas de enseñanza directa resulta un componente fundamental en la jornada laboral de los docentes, es preciso tener en cuenta también el tiempo que le dedican a actividades como la evaluación, la preparación y planificación de clases, la formación, reuniones, asesoramiento al alumnado, comunicación y coordinación con padres y otros profesores o la atención de tareas de gestión y/o administrativas, entre otras muchas.

Según este informe, que los docentes españoles se encuentren por encima de la media de la OCDE y UE22 en el porcentaje de horas dedicadas a la enseñanza supone tener una menor disponibilidad horaria para otras actividades que tienen una influencia directa en la calidad de la educación. El porcentaje del tiempo total dedicado a la enseñanza directa en España es de un 62% en Primaria, un 50% en Secundaria Inferior y un 49% en Secundaria Superior.

Frente a estos porcentajes, las medias de la OCDE y de la UE22 son de un 49% del tiempo dedicado a la docencia en Primaria, de un 43% y un 41% respectivamente, en Secundaria inferior, y de un 40% en Secundaria superior.

La calidad educativa es la suma de muchos factores, entre los que ocupa un lugar importante el número de horas lectivas que tiene que impartir el profesorado. Los recortes sufridos en los últimos años han traído consigo, entre otros muchos elementos de distorsión el incremento de las ratios, con la correspondiente masificación de las aulas, y el aumento de las horas lectivas, lo que supone pérdida de profesorado.

El Sector de Enseñanza de FeSP-UGT reclama, una vez más, la revisión de la distribución horaria semanal y del número de alumnos y grupos asignados a cada docente, además de la recuperación urgente de las decenas de miles de puestos de trabajo perdidos en la enseñanza a lo largo de los últimos años.

La reducción de las horas lectivas del profesorado y el acercamiento y el equilibrio del número de horas de atención directa al alumnado con el número de horas para la preparación de otras actividades son dos medidas que deberían considerarse de inmediato. Además de aproximarse a las medias de la OCDE y de la UE22, así como al resto de países de nuestro entorno, supondrá una mejora de la calidad de la educación, toda vez que de ese modo el profesorado podrá disponer de más horas para la preparación de las clases, la evaluación, la coordinación o la formación, y ayudará a evitar el desgaste que lleva implícito un excesivo número de horas de docencia directa.

Todo ello redundará en beneficio de la calidad educativa y de la atención que recibe el alumnado, así como de la salud laboral de nuestros docentes y de la mejora cualitativa y cuantitativa del empleo.